En Panamá Viejo, los huesos ‘hablan’ sobre la primera globalización en América

ARQUEOLOGÍA



INVESTIGADOR.  Juan Guillermo Martín, de la Universidad del Norte de Barranquilla, durante los trabajos de retiro de los restos óseos.  Foto: Tamara Del Moral


Texto: Tamara Del Moral 
tamaradm.pa@gmail.com
@tdmpress 

Comienza la estación seca en Panamá. Los arqueólogos preparan sus mochilas y herramientas para desenterrar el pasado. Palas, brochas, palitos de madera, pinchos metálicos, bolsas plásticas, papel aluminio... 

Se inicia la segunda campaña de excavación en el Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo, como parte del proyecto “Una Arteria del Imperio. Conquista, comercio, crisis, cultura y el enlace con Panamá” (An ARTery of Empire, por sus siglas en inglés), financiado por el Consejo de Investigación Europeo.

Bethany Aram, de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, España, y quien propuso el  proyecto con el apoyo del Patronato Panamá Viejo, destaca que en este sitio donde se levantó, en el siglo XVI,  el primer asentamiento europeo en el litoral pacífico de América, ocurrió la primera globalización en el continente. 

“Fue un encuentro sin precedente entre gente, culturas y bienes”, sostiene. “El trabajo multidisciplinario que se realiza es una manera realmente privilegiada de ver esos sucesos y relaciones, y empezar a abordar las repercusiones, no solo en la élite, sino en la población urbana”.


Bethany Aram (izq.) responde las preguntas
de unos turistas. Foto: Tamara Del Moral

HALLAZGOS 

Los investigadores buscan restos óseos humanos que fueron enterrados en la zona durante la época colonial, para dilucidar, a partir de estudios genéticos, bioantropológicos y otros, quiénes eran estas personas, de dónde venían, cuál era su dieta, sus costumbres y las relaciones sociales que existían. 

Los hallazgos serán contrastados con la historia documentada que se encuentra en el Archivo General de Indias, así como en Perú y Colombia. 

Hace un año excavaron en los predios de la Catedral de Panamá Viejo y encontraron más de 120 enterramientos en, al menos, dos niveles. Algunos incluían adornos relacionados con el vestido (pasamanos), los cuales eran hechos con hilos metálicos de plata y de oro, así como alfileres asociados a la mortaja, medallas, crucifijos y cuentas de rosario.

“Tenemos datos preliminares interesantes”, dice el arqueólogo Juan Guillermo Martín, de la Universidad del Norte de Barranquilla, Colombia. Por ejemplo, una alta prevalencia de mujeres de ascendencia africana en la iglesia mayor. 

“Eso da una idea de cómo eran las relaciones sociales en la ciudad, que no eran  de segregación completa de los esclavos, sino que, seguramente, hay una inclusión mucho mayor. Incluso se sabe, por documentos históricos, que muchos africanos eran libres cuando llegaban aquí. Hasta se menciona la presencia de moros en Panamá Viejo desde muy temprano, además de los nativos y los españoles”.


Fotos: Tamara Del Moral 

OTRO DEPÓSITO 

El sol está radiante y la brisa relaja. En el polígono seleccionado para trabajar este año, los investigadores esperan hallar restos del siglo XVI temprano. 

“En 2003 había excavado en esta zona y había encontrado una serie de enterramientos que sugerían que aquí estaba un antiguo templo, pero en aquél momento no pude ampliar para ver cuál era su extensión, los límites o establecer el área de esa antigua iglesia. Ahora, la idea es ampliar y tratar de ver hasta dónde es el límite del espacio funerario”, añade Martín. 

Aunque el área ha sido modificada a través de los siglos, se han recuperado restos en relativamente buen estado de conservación. Se piensa que estos enterramientos deben ser de los primeros europeos que llegaron a fundar la ciudad y es muy posible que se haya sepultado también a personas originarias bajo el ritual católico, indica el arquéologo. 


Se han recuperado restos relativamente
bien conservados. Foto: Tamara Del Moral

Martín está acompañado por Iosvany Hernández Mora, estudiante doctoral que realiza los análisis de cultura material, y cinco estudiantes  de la Escuela de Antropología de la Universidad de Panamá, quienes hacen su trabajo de campo de arqueología en este proyecto. 

Los jóvenes están sentados o de rodillas sobre unas pequeñas colchonetas, conversan y escuchan música mientras van retirando con cuidado la tierra que rodea y sujeta los huesos. 

Estudiantes trabajan en el sitio de excavación. Foto: Tamara Del Moral

Se aprecia un cráneo, una porción de tórax.  Hacia una esquina hay otro cráneo, que envuelven en papel de aluminio y retiran.  

Cuando encuentran rasgos funerarios, se hace un registro fotográfico de cada elemento y una ficha donde se consigna la información: ubicación, estado de conservación, la posición de los huesos y las características del depósito. 


Fotos: Tamara Del Moral 

El arqueólogo Javier Rivera, también de la Universidad del Norte de Barranquilla, se ocupa del estudio bioantropológico, para determinar la edad, sexo, filiación de la población, estimar la altura y talla a partir de los huesos largos, identificar fracturas, infecciones, enfermedades como cáncer y la edad de la muerte. Los restos también dan una idea de las prácticas médicas y de salubridad de la época. 

Por el momento, no se han hallado accesorios como en el polígono del año pasado. 

“Eso da cuenta de la precariedad con la que llegaron estos europeos al sitio.  Además, hay una alteración grande del área y eso hace que se pierda algo de esa información”, apunta Martín. “Esperamos que en la medida que vayamos profundizando, podamos encontrar un depósito menos perturbado”. 

La excavación comenzó el 15 de enero pasado y terminará a mediados de marzo. Las distintas etapas del proyecto continuarán hasta 2020, e incluirán la limpieza de los restos, reconstrucción y análisis, como los estudios de isótopos y de ADN. 

Los isótopos dan información sobre las propiedades de la región de origen o cambios de ubicación geográfica. Por ejemplo, se puede conocer si un individuo probablemente tenía ascendencia africana pero nació aquí. También, se puede saber qué estrategia alimentaria podía existir, y hacer comparaciones. 

“Todo se va complementando para hacer ciencia.  Hay que contextualizar e interpretar. La idea no es solo poner datos en conjunto, sino forjar conjuntamente interpretaciones”, añade Aram. El propósito es elaborar una base de datos multidisciplinar con toda esa información. 

“Será una aportación importante para el quinto centenario (en agosto de 2019) de la fundación de la primera ciudad colonial en el Pacífico”.


Fotos: Tamara Del Moral 




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